En venta a partir de finales de mayo, en:
(Diseño de tapa: Francesc Fernandez)
"Decía
Pessoa que el poeta es un fingidor. Para Carlos Skliar es, sin duda, un
viajero: un ser en movimiento constante, un extranjero perpetuo que, como tal,
contempla la realidad con ojos nuevos, que mira (verbo esencial en la poética
del autor) y nos revela lo que ve y siente.El viajero nos entrega aquí un libro múltiple. En No tienen prisa
las palabras por decir el lector encontrará lúcidos aforismos, pensamientos
despeinados, greguerías (“Limpiaba la vereda como si intentara reanimar un
animal herido”), apuntes de un diario, epifanías, estampas líricas, mínimos
poemas en prosa, microrrelatos… En la mayoría de ellos, el autor parte de lo
contemplado (lo vivido) en sus movimientos por la calle (aquí el viajero es
también flâneur… ¿acaso no lo son todos?) o al instalarse en su nuevo
hogar, un doble espacio que se presenta siempre como transitorio, pasajero,
fugaz. Instantes reveladores que espolean las reflexiones del escritor: la
mujer loca que pasa por la plaza, los niños que juegan libres y felices, los
tipos que discuten sobre la televisión (estupenda crítica contra los cerebros
planos), la anciana agradecida a la que ayuda a cargar las bolsas de la compra,
los turistas que fotografían a un pobre que pide limosna en la Sagrada Familia
(un puñetazo contra la indiferencia), la familia espiada en su íntima
cotidianidad en el Museo de Cera de Barcelona, la mujer que lee Escribir
de Duras, un anuncio visto en la tele… Textos en los que subyace la necesidad
del otro, la complicidad y la empatía. Pero que también apuntan, afilados,
contra la indiferencia, el egocentrismo y la estupidez humana. “Dolor de cabeza
porque el mundo es como es. Y duele”, nos dice el viajero. Por eso también su
voz reclama la rebelión, salirse de la fila, como en su día hizo ese Bartleby
al que tanto admira".
Fragmento del prólogo a "No tienen prisa las palabras", por David Roas.